Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

viernes, 24 de noviembre de 2017

Encuentro de noviembre de Carmelo en camino


Queridos amigos, del 10 al 12 de noviembre, en Zaragoza tuvimos la reunión mensual de Carmelo en camino. Fueron días de conviencia, oración y reflexión en común. Todos los que participamos quedamos satisfechos y estamos convencidos de que este tipo de encuentros nos fortalecen en nuestro camino de fe y servicio.

Estamos reflexionando sobre "qué tales habremos de ser" en estos "tiempos recios" y fascinantes al mismo tiempo. De momento, "nos hacemos espaldas unos a otros", nos escuchamos, nos animamos y tomamos conciencia de la presencia salvadora del Señor en nuestras vidas, que "nos alienta en nuestras dificultades hasta el punto de poder nosotros alentar a los demás en las suyas".

Esta es la crónica del encuentro que ha preparado Paqui Alonso:

Los pasados 10 a 12 de este mes nos reunimos de nuevo los participantes en el proyecto Carmelo en camino que pudimos hacerlo: acudimos personas desde Cabezón de la Sal (Cantabria), Madrid, Burgos, Ávila, Castellón, Caravaca de la Cruz (Murcia), Toledo, Sevilla y, por supuesto, Zaragoza.

Esta vez acudieron personas que no habían estado en las reuniones inmediatamente anteriores, y nos quedamos con ganas de abrazar a otros hermanos y hermanas que no han podido estar esta vez.

Tenemos que asumir que esto va a ser así, porque no es fácil que tantas personas, que procedemos de lugares tan diferentes, podamos viajar hasta Zaragoza y, además, en la misma fecha. No pasa nada. 

Lo único que se nos pide es que hagamos todo lo que podamos y cuando podamos. Este proyecto es un pequeño “capricho” del Señor y seguro que tiene previstas soluciones muy imaginativas para los problemas que nos vamos encontrando (cfr. el libro de las Fundaciones de Sta. Teresa). 

Por lo pronto, nada nos impide orar para que, con corazón limpio y recta intención, sigamos avanzando dejándonos guiar por aquel que lo tiene todo previsto. Dejémosle hacer…

El caso es que vamos llegando a algunas conclusiones:

1. Cada vez que nos reunimos es fundamental dedicarnos tiempo para sintonizar entre nosotros, fortalecer el entendimiento mutuo, la comunión fraterna. Si la comunión fraterna no existe entre nosotros Carmelo en camino no puede ser.

2. No todos podemos implicarnos y participar en este proyecto con la misma intensidad o dedicación. Por eso va siendo necesario, para poder continuar, que se forme una especie de comisión permanente que asuma de forma más directa el peso de la coordinación de este sueño. 

3. Van saliendo al paso dificultades de todo tipo, unas más sencillas de superar y otras que van a requerir más “determinada determinación”. No importa. Estamos preparados. Siempre que se pone en marcha algo que merece la pena sabemos que, tarde o temprano, vamos a tener que echar mano de nuevo a “las armas que Dios da” (cf. Ef 6, 10-18). 

Estas son las actividades que hemos realizado estos días:

Viernes 10 por la tarde

Era el momento en que el encuentro empezaba oficialmente, aunque alguno ya estaba en el convento desde el día anterior. Mientras vamos llegando unos y otros, hablamos, rezamos, compartimos mesa… Los padres que viven en la casa se desvelan por acogernos y que nos sintamos como en la nuestra propia (también lo hacen las tres personas que trabajan en la casa, así como las personas que frecuentan la parroquia, es necesario y justo decirlo).

El P. Maximiliano nos hizo el favor de comentarnos algunas pinceladas esenciales sobre la personalidad y el carisma de Sta. Teresa. Nos recordó su temprano enamoramiento de Cristo, lo importante que fue para toda su vida espiritual y comunitaria la experiencia de haberse sentido muy querida por todos desde niña, el valor de la amistad en su vida; también nos recordó las etapas que ella misma cuenta que atravesó, cómo el descubrimiento de la vida de oración personal supuso un antes y un después para ella, la importancia de construir la vida de oración sobre los pilares de la humildad, el desasimiento y el amor,… 

Sábado 11

El P. Eduardo nos tenía preparada una pequeña selección de textos procedentes del libro Amar no es acertar… (Espiritualidad para náufragos), del P. Miguel Márquez; muchos de vosotros ya lo conoceréis. 

Una vez más, no se trata tanto de lo que leímos, sino de cómo lo leímos. Esos capítulos dieron para mucho porque abrieron la espita del compartir experiencias a niveles muy profundos. Allí se compartió la vida, y cuando eso se hace en un ámbito donde todo lo tuyo es acogido con respeto y amor… Ay, hermanos: ahí se está creando comunidad, ahí está Cristo resucitado presente. Vosotros sabéis que es así.

Algunas ideas que recogimos como consignas para nuestro Carmelo en camino:

• Todos contamos, en nuestra historia vital, con una más o menos amplia colección de heridas. Nos han ayudado a crecer, están más o menos superadas o se sobrellevan con la gracia de Dios, hay temporadas en que las cicatrices duelen. El P. Pedro Tomás recordó: “Sus heridas nos han curado”. Los dolores de nuestra historia personal nos capacitan para acoger y acompañar a nuestros hermanos heridos. Nos pareció entender que Carmelo en camino puede estar llamado a ser un ámbito de sanación.

• “De todos modos”. Este capítulo advierte sobre algunas complicaciones que siempre aparecen cuando quieres seguir a Jesús y, como él, intentar hacer algo bueno. Y qué haremos cuando esto suceda, ¿abandonar y recordar con melancolía lo bonito que podría haber sido? En esta ocasión Sta. Teresa de Calcuta nos  responde: ama de todos modos, haz el bien de todos modos, lucha de todos modos, sé sincero y franco de todos modos, construye de todos modos, ayuda de todos modos, da lo mejor que tienes de todos modos. “Jesús sabía que le iba a doler mucho implicarse y exponer su corazón en la amistad, DE TODOS MODOS se lanzó de lleno”. Si quieres formar parte de Carmelo en camino tendrás que tener en cuenta esto.

• Dice el P. Miguel en su libro: “…no tengo más remedio que confesar que me he sentido seducido por la mirada de Dios. Una mirada que me rescató de mi propio afán de cumplir expectativas. (…) Su ternura alzó mi barbilla y me dijo: Mira delante… no te quedes en tus propias torpezas, que anidará en ti la amargura. Yo amo a los que son capaces de perdonarse y de nacer.” También nos recuerda algo que ya sabemos pero que muy a menudo se nos olvida: “…es imposible contentar a los hombres”. Otra perla que añadir a nuestra hoja de ruta. El propio P. Miguel nos recuerda que ya S. Juan de la Cruz nos contaba algo parecido:

Buscando mis amores
iré por esos montes y riberas;
ni cogeré las flores,
ni temeré las fieras,
y pasaré los fuertes y fronteras.

¿A que dan ganas de ir camino adelante junto con S. Juan?

Hubo también un buen rato en el que nos dedicamos a concretar cómo va a ser la actividad de iniciación a la espiritualidad que vamos a desarrollar a lo largo del día 9 de diciembre.

Domingo 12

Seguimos dialogando. Recojo un par de ideas importantes:

• ¿No os cautiva la visión de Jesús como un “inigualable alumbrador y provocador de vida”? Os confieso que a mí sí. Como he sido madre dos veces no me cuesta ningún trabajo recordar que el dolor que padeces durante el parto es un dolor que asumes, incluso gozosamente, porque sabes que con él estás ayudando a tu niño, lo mejor que puedes, a pasar lo antes posible el mal trago de la salida al mundo. Por eso me gustan especialmente estas palabras escritas por el P. Miguel y con las que los allí presentes nos identificábamos: “¿Y si dejáramos de pretender imponer, convencer, enseñar, dogmatizar… criticar, y lo nuestro fuera como fue lo de Jesús: señalar la vida que se esconde en la entraña dolida y angustiada de nuestro mundo?”.

• Dios sabe sacar de los males bienes. Son muchos los lugares de las Escrituras en los que se nos anuncia esto, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Así nos “pule” el Señor, nos poda, nos refina como se hace con la plata; para que crezcamos, nos hagamos más capaces de recibir y de dar amor y podamos, así, colaborar a la llegada del Reino. Ni el mismísimo Jesús se libró de pasar por esta dinámica, porque fue plenamente humano, se hizo uno de tantos. Es muy importante no olvidar esto. Y agradecerlo.

El evangelio de este día fue la parábola de las diez vírgenes, cinco necias y cinco prudentes. Alguno puede decir que, más que prudentes, fueron egoístas, porque se negaron a compartir. Pero el P. Eduardo lo explicó muy bien en la homilía: el aceite de la fe personal, de la relación personal de amistad con el esposo no se puede improvisar, no te lo puede prestar nadie; cada uno tiene que cultivarlo, y sin descuidarse mucho porque luego llegan las ocasiones en las que podríamos haber hecho algo bueno y nos pillan “fuera de onda”, desprevenidos. Pidamos al Señor para que esto no nos pase.

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