Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

jueves, 18 de febrero de 2016

Pila bautismal de san Frediano en Lucca (Italia)


Hablaremos hoy de una de las mejores obras del arte románico mundial: la pila bautismal de la basílica de san Frediano en la ciudad de Lucca (Italia), realizada por tres artistas distintos hacia el año 1150.

Es una de las pilas bautismales más curiosas de toda la cristiandad y son muchas las teorías sobre su forma y su ornamentación, en la que hay escenas bíblicas y simbólicas tomadas del paganismo: monstruos, filósofos, planetas, etc. 

Yo me detendré solo en una de las cuatro escenas tomadas de la historia de Moisés: el paso del mar Rojo.

El faraón está vestido como un rey cruzado y sus soldados como caballeros de la época, con cota de malla, escudo de lágrima, almófar y yelmo.

A sus pies el mar se abre y los peces saltan entre las patas de los caballos de raza. Algunos caballeros han caído al mar, otros permanecen petrificados, mientras que otros intentan huir.

Hay un caballo con dos jinetes. El de delante intenta calmar al caballo desbocado y el de detrás se agarra con fuerza al cuerpo de su compañero. Al mismo tiempo, tiene ya la mitad del cuerpo girado para saltar. Así se crea un cuerpo con una forma imposible, la mitad hacia delante y la mitad hacia atrás.



Vista de la pila bautismal con la escena del paso del mar Rojo en el centro, abajo.



Vista de conjunto de la escena, con el rey-faraón al centro, rodeado por su ejército de caballeros.



El faraón con la coroza de rey cruzado de la época en que se ejecutó la escultura. Está girando el caballo, con intención de huir, mientras alguien a su derecha le informa de la situación desesperada. Los peces saltan a sus pies.



El primer caballero lleva lanza y escudo. A sus pies se ve el cuerpo de un compañero caído.



Los caballeros de atrás manifiestan su miedo y su asombro. El primero a la derecha intenta saltar del caballo, el segundo mira al cielo, como rezando a sus dioses, el tercero tiene una mano en alto señalando lo que sucede delante y la boca abierta, el cuarto abre la boca, dando un grito. El agua se transforma en serpientes que se enrollan entre los pies de los caballos y ascienden por detrás del último guerrero.



Detalle del caballero con una postura imposible: la mitad del cuerpo hacia delante y la otra mitad hacia atrás. Al mismo tiempo quiere saltar y se abraza a su compañero. Genial manera de representar su confusión.

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