Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

miércoles, 25 de noviembre de 2015

Retablo de santa Teresita en el Carmen de Soria



De los nueve retablos de la iglesia del Carmen en Soria, los más antiguos son el del altar mayor, san Juan de la Cruz (a la derecha del presbiterio), santa Teresita (que antiguamente estaba dedicado a la presentación de María en el templo de Jerusalén, a la izquierda del presbiterio), santa Teresa de Jesús (del que ya hemos hablado aquí) y el de san Joaquín. Los cinco son del s. XVII. Los de san José, santa Ana y el Niño Jesús de Praga son del s. XVIII y el de Jesús crucificado del s. XX. (Dediqué al templo en general esta entrada y al convento de los frailes esta otra). Hoy veremos en detalle el retablo de santa Teresa del Niño Jesús o de Lisieux.




El cuadro central representa a santa Teresita de rodillas, rodeada de azucenas (símbolo de la virginidad) y de rosas (imagen de los favores que derrama desde el cielo). En sus manos tiene un libro abierto con el Niño Jesús y la Santa Faz, que son sus apellidos religiosos. El cuadro es posterior a 1925, año de la canonización de santa Teresita.



Antiguamente, en su lugar estaba este cuadro barroco de la presentación de María en el templo, que ahora se encuentra sobre la puerta de la sacristía.



En el ático del retablo se conserva este precioso cuadro de la visitación de María a su prima Isabel. A la izquierda están san Zacarías y santa Isabel (padres de Juan Bautista). A la derecha están María y José.



A derecha e izquierda del "cuerpo" superior se encuentran estas preciosas "orejeras" (la evolución de los antiguos "guardapolvo") rematadas por unas simpáticas cabezas sonrientes.




En el "cuerpo" central, a los lados de dos columnas estriadas hay una magnífica decoración "a candelieri" de gusto renacentista.



Parecida es la decoración de la "predela" o banco del retablo.



En el centro de la predela, la puerta del antiguo sagrario está decorada con un pelícano que alimenta con su sangre a sus polluelos, imagen de Jesús-eucaristía. Es la parte más deteriorada del retablo.



Los cuadros de los dos cuerpos están rematados por florones muy elaborados y finamente "estofados".



El altar está decorado por un escudo de santa Teresita pintado sobre otra decoración más antigua.

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