lunes, 27 de mayo de 2013
Poesía a la Virgen María
Al contemplar tu virginal semblante
que tanto gozo y devoción me inspira,
deja, Señora, que mi torpe lira
vibre de amor y tu hermosura cante.
En tu serena faz, un sol radiante
al refractar su luz, te envuelve y gira,
acaricia tu rostro y se retira
con majestuoso y divinal talante.
Quédate con nosotros en la tierra
hasta que Dios nos llame en raudo vuelo
a compartir tu celestial morada.
La Humanidad doliente a ti se aferra.
Concédenos la gracia de ir al Cielo,
Virgen, Madre de Dios, ¡Inmaculada!
José María Zandueta Munárriz (1915-2005)
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