Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

domingo, 28 de marzo de 2021

Poesías y oraciones para el Domingo de Ramos


Himnos de la liturgia de las horas  para el Domingo de Ramos:

El pueblo que fue cautivo
y que tu mano libera
no encuentra mayor palmera
ni abunda en mejor olivo.

Viene con aire festivo
para enramar tu victoria,
y no te ha visto en su historia,
Dios de Israel, más cercano:
Ni tu poder más a mano
ni más humilde tu gloria.

¡Gloria, alabanza y honor!
Gritad: "¡Hosanna!", y haceos
como los niños hebreos
al paso del Redentor.
¡Gloria y honor al que viene 
en el nombre del Señor!

******

¿Quién es este que viene,
recién atardecido,
cubierto por su sangre
como varón que pisa los racimos?

¿Quién es este que vuelve,
glorioso y malherido,
y, a precio de su muerte,
compra la paz y libra a los cautivos?

Se durmió con los muertos,
y reina entre los vivos;
no le venció la fosa,
porque el Señor sostuvo a su elegido.

Anunciad a los pueblos
qué habéis visto y oído;
aclamad al que viene
como la paz, bajo un clamor de olivos. Amén.

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Llevaba roja la túnica
y enrojecido el cabello.
¿De dónde, con pies sangrantes,
avanzas tú, Lagarero?
«Del monte de la batalla
y de la victoria vengo;
rojo fue mi atardecer,
blanco será mi lucero».

Llevaba roja la túnica,
roja de sangre y fuego.

También de blanco le vi
el vestido y el aliento;
bello como las estrellas,
como flor de cardo bello.
Rojo como la amapola
y blanco como un cordero:
carmesíes sus heridas
y blancos sus pensamientos.

Llevaba blanca la túnica,
blanca de amor y fuego.

Por toda la negra tierra
el chorro de sus veneros:
sangre preciosa su sangre
que hace blanco el sufrimiento.
¡Oh Cristo, de sangre roja!
¡Oh Cristo, dolor supremo!
A ti el clamor de los hombres,
en ti nuestros clavos fieros.

Llevaba roja la túnica,
roja de sangre y fuego. Amén.

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De la liturgia bizantina:

Cuando venías para la Pasión,
fuiste complacido en sentarte sobre un asno, Oh Cristo; 
Y de niños inocentes recibiste el himno de triunfo,
Tú que eres alabado por los ángeles
con el himno ‘Tres veces Santo’.

¡Tu Rey, Sión, viene hacia ti, humilde, 
sentado sobre un asno, para derrotar a tu enemigo! 
Alégrate y regocíjate, celebrando con palmas.

Venid, fieles, aplaudamos con las manos, 
ofreciendo a Cristo ramos de virtudes. 
Como los niños, extendámosle los mantos
de las obras divinas y recibámosle místicamente.

Ofrezcamos, hermanos, palmas de virtudes, a Cristo Dios,
que, como hombre, viene a sufrir voluntariamente por nosotros, 
para otorgar a todos la victoria sobre el pecado.

Aquel que cabalga sobre los querubines, 
viniendo a ser sacrificado para nosotros, 
por su propia voluntad, hoy cabalga sobre un asno. 
¡Venid con palmas y alabémosle con alegría!

Aquel, que recibe alabanza de los ángeles en el cielo, 
aceptó la alabanza de los niños en la tierra.
Digamos nosotros también: 
“¡Hosanna!, bendito Señor que viniste a salvarnos”. Amén.

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