Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

miércoles, 22 de febrero de 2023

Música para la Cuaresma. Attende Domine


Tal como he recordado los años pasados al llegar estas fechas, el canto más tradicional para la Cuaresma es el "Attende Domine", con música gregoriana. Hace unos 1000 años pasó de la antigua liturgia mozárabe española a la liturgia romana y terminó siendo el himno penitencial más usado en Occidente.

Está inspirado en el salmo 50, el famoso "Miserere", pero no se dirige a Dios Padre, sino directamente a Jesucristo, que ha cargado sobre sus espaldas con nuestros pecados para darnos el perdón y la paz, llamándole con distintos títulos: Señor, Rey, Redentor, Mano derecha de Dios Padre, Piedra angular, Camino de salvación, Puerta del cielo. 

Los años anteriores he subido la música tradicional (solo las voces o acompañado por el órgano). Este año les invito a escuchar la música gregoriana acompañada por música sinfónica, que le da una especial solemnidad.

Pongo en paralelo el texto en latín y su traducción en español, para quienes quieran seguir las palabras del canto.

Attende Domine et miserere quia peccavimus tibi.
Escucha, Señor, y ten misericordia, porque hemos pecado contra ti.

Ad te Rex summe, omnium Redemptor oculos nostros sublevamus flentes: exaudi Christe, suplicantum preces.
A ti, Rey soberano, Redentor de todos, levantamos nuestros ojos en llanto: escucha, Cristo, las plegarias de los que te suplican.

Dextera Patris, lapis angularis, via salutis, janua coelestis, ablue nostri maculas delicti.
Mano derecha del Padre, piedra angular, camino de la salvación y puerta del cielo: lava las manchas de nuestros delitos.

Rogamus Deus, tuam majestatem: auribus sacris gemitus exaudi, crimina nostra placidus indulge.
Rogamos, Dios, a tu majestad: con tus oídos santos escucha nuestros gemidos, perdona bondadoso nuestras culpas.

Tibi fattemur crimina admissa, contrito corde pendimus oculta, tua, Redemptor, pietas ignoscat.
Nuestros pecados cometidos los confesamos ante ti; con corazón contrito te manifestamos lo oculto; que tu clemencia, Redentor, nos las perdone.

Innocens captus, nec repugnans ductus, testibus falsis pro impiis damnatus: quos redemisti, tu conserva, Christe.
Inocente, fuiste capturado y llevado sin poner resistencia, y condenado por los impíos con testigos falsos. A los que redimiste, consérvalos tú, Cristo.

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