Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

sábado, 9 de junio de 2012

Para sonreír


El padre Vicente Polo es un pozo sin fondo de anécdotas. Cuando estaba destinado en Murcia era capellán del hospital psiquiátrico y organizó un grupo de oración con los internos. En cierta ocasión invitó a los presentes a elevar en voz alta sus peticiones a Dios y todos respondían con una respuesta a la súplica de cada uno. Una de las residentes se alzó y le quitó el micrófono de la mano, se lo puso junto a la boca y empezó a decir: “Yo le pido a la Virgen que me dé muchas faldas y muchos pantalones y muchas blusas y muchos abrigos y muchos zapatos…” y así estuvo por un rato. Al terminar devolvió el micrófono al padre y regresó a su sitio, pero a mitad de camino se dio la vuelta. Parecía que se había olvidado algo en su larga lista. Tomó de nuevo el micro y con todas sus fuerzas dijo: “Querida Virgen María. Si no te quieres molestar en traerme todo lo que te he pedido, me envías el dinero y me lo compro yo. Roguemos al Señor”. Por supuesto que no tiene la misma gracia leerlo que oírselo contar a él, que imita el acento de cada lugar y acompaña las anécdotas con gestos.
Que paséis un buen feliz. Sed felices.

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