Reflexiones diarias sobre argumentos de espiritualidad y vida carmelitana, con incursiones en el mundo del arte y de la cultura

lunes, 29 de noviembre de 2021

29 de noviembre. Beatos Dionisio y Redento, o.c.d.


Recordamos hoy al padre Dionisio de la Natividad (francés) y al hermano Redento de la Cruz (portugués), mártires carmelitas descalzos. 

El primero era cosmógrafo, almirante y experto en la lengua malaya. En el Museo Británico de Londres se conservan las “Tabulae maritimae”, documentos marítimos que él elaboró. Abandonándolo todo, se hizo carmelita descalzo en Goa (India) y se entregó a la evangelización de los nativos. 

El segundo también era marino y también tomó el hábito carmelitano en la India, dedicándose al cuidado de la sacristía y a otros oficios humildes. 

Ambos fueron enviados en misión diplomática a la isla de Sumatra (que forma parte de la actual Indonesia), acompañando al embajador portugués. Allí fueron hechos prisioneros, torturados y tentados para que renegaran de su fe y abrazaran la musulmana. En vista de su negativa, fueron muertos a golpe de cimitarra el 29 de noviembre de 1638. La Orden los veneró como mártires desde el momento de su muerte, pero fueron beatificados el año 1900.

Oración colecta. Señor Dios nuestro, que concediste a los mártires Dionisio y Redento el honor y la gracia de dar su vida por el nombre de Cristo; infúndenos tu gracia, ya que somos débiles, y a ejemplo de aquellos que murieron por ti con valentía, haz que sepamos mantenernos fieles para dar testimonio de tu amor con nuestra vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

Oración sobre las ofrendas. Al recordar el martirio de los carmelitas Dionisio y Redento, concédenos, Señor, anunciar dignamente en este sacrificio la muerte de tu Hijo Jesucristo, que no se limitó a exhortar de palabra a los mártires, sino que les precedió con el ejemplo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Prefacio.
El Señor esté con vosotros. Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno.

Porque la sangre de los gloriosos mártires Dionisio y Redento, derramada, como la de Cristo, para confesar tu nombre, manifiesta las maravillas de tu poder; pues en su martirio has sacado fuerza de lo débil, haciendo de la fragilidad tu propio testimonio; por Cristo, Señor nuestro.

Por eso, unidos a los santos y a los ángeles, te aclamamos, diciendo sin cesar: Santo, santo, santo...

Oración después de la comunión. Después de gustar los dones del cielo, te rogamos, Señor, humildemente, que, a ejemplo de tus mártires Dionisio y Redento, llevemos en nosotros los signos de la pasión y del amor de Cristo y gocemos los frutos de la paz verdadera. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

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